Por Tompas Diez Acosta
"Más de 40 años han transcurrido desde el triunfo revolucionario [en Cuba] del 1ro de enero de 1959. Durante esas cuatro décadas el pueblo cubano ha sido protagonista de innumerables acontecimientos en defensa de su independencia nacional frente a la obstinada política contra la Revolución de las sucesivas administraciones estadounidenses. Entre esos hechos históricos, por su carácter y trascendencia mundial, se destaca la Crisis de Octubre o de los misiles en 1962.
Sobre ese grave y peligroso conflicto, que puso a la humanidad al borde de la guerra nuclear, mucho se ha escrito y publicado en Norteamérica y Europa occidental sobre la actuación de Estados Unidos y la Unión Soviética, pero muy poco de la experiencia cubana, quizás por la manera discriminatoria y selectiva que, en el mundo de hoy, los poderosos tratan los problemas de los países pequeños. Precisamente el propósito de este libro es contribuir a divulgar la posición y el papel desempeñado por Cuba, directamente involucrada en esos acontecimientos y escenario principal de confrontación de las dos superpotencias militares de la era de la guerra fría.
Las causas inmediatas de la Crisis de Octubre se hallan en la acción política desarrollada por Estados Unidos después de la derrota que sufrieron en Bahía de Cochinos. Para el gobierno cubano se hizo evidente que, luego de este fracaso, la Casa Blanca consideraría como principal alternativa, en el terreno militar, el empleo de sus propias fuerzas armadas en una invasión directa con el objetivo de derrocar a la Revolución.
En los meses posteriores, esta apreciación fue confirmada con el aumento de las actividades de subversión interna organizadas y dirigidas por Washington, que destinó grandes recursos financieros, militares y técnicos para realizar actos terroristas y sabotajes; preparar atentados a los principales dirigentes cubanos; proporcionar apoyo material a las bandas armadas que actuaban en diferentes regiones rurales del país y desarrollar una intensa guerra ideológica y psicológica contra Cuba. Asimismo, empleó a fondo sus poderosos medios e influencias para aislarla diplomáticamente del resto de las naciones de América Latina e instrumentar un férreo bloqueo económico, entre otras acciones.
Esta situación sirvió de marco a los sucesos que acontecieron en el segundo semestre de 1962, a partir de la aceptación cubana de la propuesta soviética de desplegar en su territorio misiles de alcance medio e intermedio, lo que dio lugar al traslado de un con-tingente de tropas de cerca de 42 000 hombres, con todos sus medios de combate, durante la Operación Anadir y que, posteriormente, sirvió de pretexto a Estados Unidos para justificar el bloqueo naval a Cuba, debido al mal manejo de los elementos políticos de dicha operación secreta por los dirigentes soviéticos de entonces, que provocó el estallido de la crisis el 22 de octubre de 1962.
La crisis para los cubanos fue un hecho aleccionador que confirmó y fortaleció sus concepciones respecto a la defensa del país y, al mismo tiempo, demostró al mundo la solidez ideológica de los principios que sustentaba, pues Cuba defendió con dignidad y valor su autodeterminación y soberanía frente a la actuación de las dos superpotencias; enfrentó con entereza la política prepotente y de fuerza de Estados Unidos, y discutió, basada en su razón y derecho, las discrepancias surgidas con la Unión Soviética en medio de la crisis por la forma unilateral que empleó en la solución negociada del conflicto. En aquellos días "luminosos y tristes", como los calificara Ernesto Che Guevara, sobresalió la política cubana que, sin hacer concesiones de principios, tuvo la flexibilidad necesaria para posibilitar las negociaciones a pesar de sus diferencias con Estados Unidos que en todo momento trató de excluirla de dicho proceso."